En el barrio neoyorquino de Queens, Jonah Sampedro (Nueva York, 1998) dio sus primeras patadas a un balón de fútbol. En un paÃs donde el béisbol y el baloncesto atraen los anhelos de miles de jóvenes, su sangre española decantó la balanza. Aquel joven lo tenÃa claro. QuerÃa ser futbolista.
«Me gustarÃa jugar como profesional. Llegar a la Major League Soccer -primera división americana- serÃa un sueño para mû, reconoce Jonah Sampedro. A pesar de no haber cumplido todavÃa los 20 años, destaca por contar con una madurez inusitada a su edad. Es por ello que, aunque el deporte es una pasión por la que moverÃa montañas, tiene claro que lo primero es su formación: «Ahora mismo quiero acabar la universidad y conseguir mi tÃtulo de magisterio».
Especializado en Historia, este neoyorkino con padres ribeirenses, recaló en la Hunter College por su determinación con el balón. «En mi segundo año de bachiller sabÃa que querÃa jugar en la universidad. Empecé a grabar mis partidos, monté un vÃdeo y lo envié a varios lugares».
Ganarse el puesto
La Hunter College, universidad ubicada en el barrio de Manhattan, contactó con él: «El entrenador me llamó para que nos reuniéramos en su oficina». Le dejó claras varias cosas. La primera, que no tenÃa un puesto asegurado, la segunda, que al tratarse del jugador más joven del grupo, no entrarÃa fácil en el once titular: «Cuando empecé mi primer año me costó un par de partidos adaptarme. Los pasé enteros en el banquillo».
Su salto al césped no tardó demasiado. El técnico lo tenÃa claro, aquel contundente zaguero tenÃa que enfundarse las botas cuanto antes. «Al tercer encuentro salà como titular. Ahora, tres años después, soy uno de los que más minutos he disputado», reconoce con el orgullo de haber cumplido con el reto marcado.
Pero para Jonah la vida no ha sido un camino de rosas. Fue en febrero de 2017 que, siendo todavÃa un adolescente, sufrió un ictus que lo apartó durante seis meses del deporte: «Fue duro, un año para olvidar. Me quitó de hacer lo que más me gusta. Mi vida se volvió muy rara. Estaba continuamente en el médico». Se sobrepuso. Salió del trance sin secuelas: «Me marché del hospital lo más rápido posible».
Fortaleza
Lejos de dejar de lado el fútbol, Sampedro volvió a los terrenos de juego más fuerte que nunca: «Quise hacerlo de la mejor forma posible. Buscaba tener un año mil veces mejor que el anterior. Pienso que lo conseguÃ, este curso ha sido el que mejor he jugado al fútbol».
A pesar de que nació en Nueva York, no ha cortado sus raÃces con su familia ribeirense: «Voy todos los veranos. Hace dos incluso hice la pretemporada ahà con el Ribeira». Desde crÃo sigue los pasos de Sergio Ramos, su Ãdolo. Como futbolista se define como «una persona que harÃa todo lo posible por ganar. Siempre antepongo el equipo a mi mismo. Las individualidades no me importan».
A pesar de seguir esa receta, Sampedro y los Hunter Hawks cayeron en la fase final contra el Lehman. Acabaron derrotados en los penaltis. Hasta el próximo mes de agosto no regresará al fútbol universitario. «Solo competimos en otoño», concreta.
Mientras espera para enfundarse de nuevo las botas, Sampedro seguirá estudiando y esforzándose para ser profesor. El camino, al igual que en el fútbol, es el mismo. Pelear, luchar hasta que el árbitro pita el final.
El destino quiso que Pili ArestÃn, vecina de Castiñeiras, y Juan Carlos Sampedro, residente en Santa UxÃa, se conocieran en Estados Unidos. Lo hicieron en Manhattan, mientras ella, profesora de inglés, le enseñaba los entresijos de la lengua de Shakespeare.
Vecinos del barrio de Queens, inculcaron en Jonah el cariño a su segunda casa, Ribeira. «Vienen dos meses cada año. Es un chaval excelente», afirma un familiar del joven, que destaca todo lo que ha luchado para poder seguir practicando deporte.
FUENTE: LA VOZ DE GALICIA
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